Tāṇḍava es la danza ejecutada por Shiva bajo la forma de Nataraja.

 

Se dice que la ejecución de su danza posee tanta energía que lo destruye todo a su paso, pero más allá de ser una fuerza negativa es una fuerza regeneradora, pues en la cosmogonía hinduísta es parte de la figura de la trímurti, representada por tres dioses que nos hablan de los ciclos de creación, preservación y destrucción del universo, siendo este último indispensable para reiniciar todo proceso, podemos decir en este sentido que la danza de Shiva es la catalizadora para toda creación.

 

El nombre fue elegido no solo por su misticismo, sino  también por la nostalgia originada debido a que es el nombre de del primer proyecto escénico de nuestra compañía, mismo que tuvo una gran acogida en público de todas las edades.